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Vivienda

Las prácticas discriminatorias en vivienda continúan impactando comunidades y determinando quiénes tienen derecho a una vivienda; el racismo, la homofobia y transfobia se han convertido en un motor de la indigencia y su criminalización.

Aunque la discriminación en vivienda fue prohibida oficialmente hace décadas, las persistentes políticas discriminatorias, las prácticas de justicia criminal y las prácticas ilegales de bienes raíces, continúan causando aislamiento e inequidad de acceso a una vivienda segura y accesible para las comunidades marginadas, llevando esto a efectos de salud adversos. El reto Racial Justice Challenge te ayudará a comprender cómo el racismo y la discriminación sistémica impactan a la vivienda, y por lo tanto a la salud.

Los temas incluyen:

Vivienda Justa

Las prácticas discriminatorias o redlining se usaron para separar a la comunidad en términos de raza u origen étnico. Éstas les impidieron a los americanos negros en particular, el poder construir un patrimonio generacional a través de la adquisición de vivienda y aseguraron que esas zonas permanecieran segregadas hasta hoy en día. Las prácticas discriminatorias en vivienda continúan aún décadas después de la aprobación de la Ley por Una Vivienda Justa (the Fair Housing Act).

Indigencia

Debido a que la riqueza ha sido sistemáticamente arrancada de las comunidades de color, la gente negra e indígena en particular, son los que tienen mayor probabilidad de experimentar la falta de hogar porque sus redes tienen menos recursos para apoyarlos si se enfrentan al desempleo, violencia por parte de sus parejas, emergencia médica o cualquier otra crisis de desestabilización financiera. Aprende la forma en que esta crisis está afecto a gente de color, mujeres solteras y madres con hijos, mujeres BIPOC y personas de la comunidad LGBTQ.

Criminalización de la Indigencia

De acuerdo con la revista Forbes, el arresto y encarcelamiento de las personas sin hogar les cuesta a los contribuyentes $83,000USD por persona al año. Aun así, debido al poderoso estigma que rodea a las personas sin hogar, muchas comunidades eligen el continuar criminalizándolas en vez de dirigirse a las raíces de la causa, como el racismo, falta de vivienda asequible, violencia de género, homofobia, transfobia y la falta de cuidado en salud mental. La indigencia y el Sistema de justicia criminal están intrínsecamente ligadas en muchas formas que crean y perpetúan la situación de calle.

Personas de la comunidad LGBTQIA+ y la Indigencia

La gente de la comunidad LGBTQ+ que se encuentra sin techo – ya sea de toda una vida o recientemente – en un alto y desproporcionado porcentaje, es debido a la discriminación sistémica profundamente arraigada, se encuentra evidente en la discriminación interrelacionada con el sistema de salud, incluyendo la salud mental, el estigma público, falta de seguridad económica relacionada con otros tipos de situaciones de discriminación, y más. No fue sino hasta el 2021 que el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos anunció que investigaría la discriminación basada en la sexualidad o identidad de género bajo la Ley de Vivienda Justa (Fair Housing Act). Antes de esta decisión, 21 estados ya habían permitido la discriminación basada en la sexualidad o identidad de género.

Acceso a la Vivienda

Aunque la discriminación abierta en el mercado de vivienda ya no es legal, hay aún barreras sistémicas que impiden a la gente marginada construir un patrimonio a través de la adquisición de vivienda o incluso, lograr estabilidad en vivienda a través del mercado de arrendamiento. La disparidad en los avalúos de casas propiedad de gente de color, la disparidad en el desalojo por motivos de raza, y el rechazo de los arrendadores para rentar casas con vales de vivienda, logran que las comunidades permanezcan segregadas de la misma manera en la que estaban cuando las prácticas discriminatorias o redlining eran aún legales.

Salud

La organización Mundial de la Salud, el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades y la Fundación Kaiser han reconocido que el tema de vivienda es uno de los determinantes sociales de la salud – las condiciones clave --el lugar donde la gente nace, vive, aprende, trabaja, juega, hace oración y envejece, son las que afectan un amplio rango de resultados en materia de salud, funciones, calidad de vida y riesgos. Una falta de acceso a una vivienda asequible y segura, por lo tanto, es una crisis de salud pública que crea y agrava los problemas de salud y las inequidades en los individuos, familias y comunidades.

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